Más dudas que certezas en cuanto al futuro del mercado inmobiliario.
Los propietarios de
departamentos usados y a estrenar siguen
exigiendo dólares para desprenderse de los mismos. Empresarios que están
construyendo edificios, en cambio, están acordando con los compradores un "mix" entre
pesos y dólares para solventar los gastos que les demandan las obras.
Desde que el
Banco Central implementó el cepo para la adquisición de moneda extranjera y a raíz de que
en la Argentina el sector inmobiliario está acostumbrado a manejarse en dólares, la
compraventa de propiedades se redujo de un modo significativo. A ello hay que sumar lo expresado hace pocos días por la titular de la entidad, Mercedes Marcó del Pont, quien, considerando a la medida como un paso adelante para lograr la pesificación de ese mercado anticipó que, a partir del 1 de noviembre, no se permitirá más que los
créditos hipotecarios que las entidades financieras concedan en pesos y que tengan como destino la adquisición de viviendas puedan
convertirse a dólares, algo que seguirá ocurriendo hasta el 31 de octubre con los que hayan gestionado carpetas preacordadas a la entrada en vigencia de esa norma.
Si bien la decisión apunta a la aceptación del signo monetario argentino como medio de pago en esas operaciones, a nadie escapa que la cantidad de personas que están dispuestas a deshacerse de un inmueble a cambio de pesos, salvo que
la inflación real se reduzca significativamente o se contemplen formalmente reajustes de precios por los saldos pendientes de pago "que tomen en cuenta la pérdida de poder adquisitivo de la moneda" es sumamente reducida.
Respecto de la situación que se está viviendo en
Mar del Plata, LA CAPITAL recogió conceptos de profesionales que, por estar estrechamente vinculados a la
actividad inmobiliaria, abordaron con propiedad y conocimiento el tema en cuestión.
Opinan profesionalesMiguel Angel Valencia, titular de una
inmobiliaria con extensa trayectoria en la
venta de departamentos usados y a estrenar, si bien respaldó la pesificación de las operaciones al señalar que "la idea no es mala", aclaró que "para que pueda tener éxito es necesario que haya reglas claras".
En ese sentido, sostuvo que "el gran problema es la inflación ya que nos obligaría a reactualizar permanentemente los valores, especialmente de los inmuebles usados; otro inconveniente -añadió- es el lapso que demanda la escrituración, que suele llevar entre 30 y 60 días; hasta el momento en que reciba el dinero, es razonable que el vendedor quiera cubrirse; si la inflación fuese moderada, por ejemplo de un 5% anual, no habría inconvenientes", sostuvo. Dijo luego que "cuando se trata de
departamentos en construcción, es posible llegar a un acuerdo con la empresa fijando -en pesos- un valor intermedio entre
el dólar oficial y el paralelo; no ocurre igual con los usados y con los nuevos que ya están terminados por los que se sigue pidiendo la misma
cantidad de dólares que hace unos meses", aclaró.
Julio Alberto Donofrio, también martillero público, admitió que "hace 45 días que el mercado está paralizado", pero aclaró que "no es por falta de dinero, como ocurrió en 2001"; y agregó: "Hay
empresas constructoras que aceptan recibir una parte en dólares y otra en pesos ya que a estos los utilizan para adquirir materiales, pagar sueldos y continuar la obra". Luego de señalar que "hay empresas que necesitan vender", sostuvo que "es posible que se concreten algunas operaciones apelando a un "mix" entre dólares y pesos; a veces se pactan reajustes trimestrales que toman en cuenta
los índices de la Cámara Argentina de la Construcción", afirmó. Acerca de los vendedores particulares dijo que "para desprenderse de sus propiedades usadas, es probable que, al menos por ahora y hasta que se concienticen de que van a tener que comercializarlas en pesos, salvo que tengan mucha necesidad, sigan exigiendo
dólares", afirmó.
Otros testimoniosMarcelo Eduardo Giromini, otro profesional de la misma actividad, dijo por su parte que "en nuestra ciudad, como ocurre en Buenos Aires, en la
comercialización de edificios que se están construyendo hay una cierta tendencia a operar en pesos para lo cual, a efectos de determinar el valor de las cuotas, generalmente se fija un valor intermedio entre
el dólar oficial y el paralelo; en otros casos se pactan reajustes de acuerdo con
los índices de la Cámara Argentina de la Construcción; no ocurre lo mismo con los departamentos usados o con los nuevos terminados ya que, para deshacerse de los mismos, los vendedores, teniendo en cuenta
la inflación, siguen exigiendo
dólares y si no logran su objetivo, prefieren quedarse con la propiedad", expresó. Finalmente sostuvo que "si bien la gente no quiere quedarse con pesos, no sabe qué es lo que le conviene hacer; y tampoco está demasiado entusiasmada con comprar dólares a casi 6 pesos en el mercado paralelo".
El presidente del
Colegio de Escribanos, Esteban Rafael Tisnes, manifestó en tanto que "va ser difícil cambiar la idiosincrasia de los argentinos ya que, cuando se trata de
operaciones inmobiliarias, estamos acostumbrados a
operar en dólares; en los últimos tiempos la actividad cayó a pique debido a que la gente no puede comprar divisas y, a su vez, salvo que tengan graves problemas de liquidez, los
vendedores de inmuebles usados o nuevos ya terminados no están dispuestos a recibir pesos; los que sí pueden llegar a tomarlos, siquiera en parte, son los empresarios que están levantando edificios ya que de ese modo le pueden hacer frente a los gastos que les permiten seguir las obras, que también son en moneda nacional", aclaró.
Por último, tras estimar que "lo que sea reemplazar una vivienda por otra en algún momento se va a reactivar", advirtió que "la
inversión inmobiliaria, en cambio, es probable que tarde más en recuperarse".
lacapitalmdp.com