El músico que hoy cumple 93 años se encuentra en Mar del Plata. El miércoles brindó un concierto junto a su hija, nieto y sobrino con localidades agotadas. Ahora aparece un libro que reconstruye la importancia de su figura en la música ciudadana.
Escrito por Néstor Montenegro, "Mariano Mores. Uno de los grandes intérpretes de nuestra música ciudadana" (Corregidor) es el libro que recorre toda la vida de este tanguero, que justamente hoy cumple 93 años y lo festeja en su casona de Mar del Plata, tal como lo viene haciendo desde hace años. La celebración junto a su familia y amigos llega después de presentarse con total éxito en el escenario del teatro Auditorium, donde en la noche del miércoles agotó las localidades ni bien éstas se pusieron a la venta.
"Siempre sentado al piano, con la batuta en la mano, hoy es reconocido como un ídolo popular que representa quizás, la parte más importante de la historia del tango. 'Mi tango más popular es Adiós pampa mía - ha dicho el maestro -, es un homenaje al folklore de la llanura, un tango con ritmo de pericón y estilo', señala el autor en un pasaje del libro.
Y sigue: Según los estudiosos, algunos tangos que compuso con Enrique Santos Discépolo: Cafetín de Buenos Aires y Uno son los mejores. Pero también, tuvo inteligencia e inspiración para musicalizar las letras de los más grandes poetas que dio el género.
Además, asegura Montenegro sobre este libro que acaba de publicarse: "Es un humilde homenaje al maestro que paseó nuestra música popular por el mundo. En sus páginas desfilan figuras célebres del tango, como Virginia Luque, Leopoldo Federico, Hugo Marcel, Hugo del Carril (hijo), Adriana Varela, Estela Raval y Juan Darthés. Está presente su familia: su hija Silvia y sus nietos Gabriel y Mariana. No falta Gustavo Mozzi y Gustavo Santaolalla, productores del El Café de los Maestros Y gente de la nueva generación que se suma a este homenaje merecido, para valorarlo, tenerlo siempre en nuestra memoria por representarnos en todo el mundo con su talento y poesía".
El libro también recoge declaraciones de su nieta, la famosa conductora Mariana Fabbiani. Dice ella: "Podría hablar horas sobre mi abuelo. Tengo una profunda admiración por él y un enamoramiento eterno. Cuando era chica, el abuelo era 'el que arreglaba todo'. Siempre tuvo un talento especial para todo lo manual y artesanal. Me cuentan que una vez, cuando un perro que teníamos me comió el chupete, yo se lo llevé llorando para que me lo pegue. El era para mí ese mago todopoderoso que todo lo podía. Y además tocaba el piano, claro. Después crecí un poco y empecé a percibir el respeto que me inspiraba y la emoción que me invadía cada vez que lo escuchaba tocar. Y así empecé a descubrir al Maestro. Al gran compositor, el que conmueve cuando toca, que siempre está vigente, que vivió tantas cosas. Que sabe. El prócer".
Montenegro también dedica páginas a los inicios musicales del maestro: Nació el 18 de febrero de 1918 en el barrio de San Telmo, con el nombre de Mariano Alberto Martínez, y más tarde, en el mundo artístico, como Mariano Mores. El comienzo de la música para Mores, tuvo un inicio curioso. Alguna vez había dicho que no quería ni le interesaba estudiar música. Su primer maestro le dijo - a los seis meses de haber comenzado a estudiar - que no deseaba enseñarle porque no le veía condiciones. Ante esa perspectiva, su padre vendió el piano. Pero Mores cuenta que sintió que algo muy fuerte se despertaba en él cuando un día, en su barrio, vio por una ventana cómo la hermana del almacenero, profesora de piano, le daba clase a una nena de 9 años, quien tocaba el instrumento con mucha calidez. Más tarde, le dijo a la hermana del almacenero que quería estudiar piano con ella. Todo fue en secreto para sorprender a sus padres, pero lo grave era que ¡no tenía dinero para pagarle! Pero eso no lo amilanó, con astucia hizo un arreglo con el dueño del almacén: le propuso que cuando sus padres lo mandaran a buscar azúcar, en lugar de darle un kilo, le diera 900 grs. para cubrir los 5 pesos de las clases. El trato duró poco; su padre era viajante y un día trajo la noticia de que la familia debía mudarse a Lanús. Con lágrimas en los ojos se vio obligado a confesar a su padre la verdad y las clases de piano quedaron en la nada. Cuando su padre murió, como era el mayor de siete hermanos, tuvo que trabajar para mantener a la familia, pero aún en esta contingencia se permitió retomar las clases de piano.
lacapitalmdp.com
Mariano Mores cumple 93 años y presenta libro sobre su vida
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